La pirámide de la comunicación en la empresa

Diego Posada | 13 de marzo de 2015

Si las empresas fueran pirámides podríamos pasar desde los equipos de trabajo, en la base, hasta el CEO. Y como sucede con las pirámides más famosas, las de Egipto, a veces la empresa está rodeada de misterio. Aunque no por su construcción sino por su comunicación.

Siguiendo esta comparación el periodista Gorka Zumeta repasa en su nuevo libro (¡Comunica bien jefe!, editado por ESIC) las necesidades y obligaciones comunicativas de cada uno de esos escalones. Arranca por los trabajadores para seguir por los jefes de equipo, el staff directivo y terminar en el CEO. Menciones aparte merecen el dircom y cómo optimizar la gestión gracias a la comunicación.

En ese primer escalón Zumeta relaciona directamente motivación y vinculación  con la empresa con la forma que esta tenga de comunicarse con los trabajadores. O mejor dicho, con los equipos que estos forman. Citando al profesor Jose María Acosta “se ha producido un cambio fundamental en la forma de entender la organización del trabajo; de ser el operario la unidad laboral básica, se ha pasado a considerar al grupo como la célula fundamental de toda la organización”. Zumeta recomienda que el jefe intermedio garantice un equilibrio en sus posiciones entre equipo y empresa además de un marco de comunicación fluido que dé lugar a una confianza mutua. Para eso repasa varias claves como la delimitación clara de un marco de actuación, la creación de un buen ambiente de trabajo o un alto grado de conciliación laboral.

Como vemos, la necesidad de saber comunicar influye toda la organización, pero de forma más directa en su cúpula dada la trascendencia de sus acciones. De esta manera cualquier directivo tiene unas responsabilidades comunicativas en la medida en que su capacidad para comunicar está íntimamente relacionada con la ausencia, o no, de líderes reales en las organizaciones.

De todos ellos es el CEO el que tienen un papel más importante en la medida en que debe “mantener un hilo permanente entre los accionistas y el equipo directivo, sin descuidar el contacto con el resto de niveles de la organización”.  Zumeta distingue cuatro tipos de CEOs en lo que a capacidad comunicativa se refiere: el líder integral, el colaborador, el atrevido y el desentendido.

Dentro de esas tipologías y de las funciones que Zumeta presupone hay una a destacar: la interactuación con los colaboradores. Citando al antropólogo Robin Dunbar, la capacidad cerebral de una persona permite asociar y recordar datos correspondientes a 150 individuos. Así,  el chief executive officer debe reconocer a sus empleados más cercanos pero también ir un paso más allá y tener contacto con la base de la pirámide. Por eso relata ejemplos como el de Emilio Botín, que visitaba sucursales para tratar cara a cara al cliente, o Amancio Ortega, al que la idea de un mozo de almacén le solucionó una huelga de camioneros en Francia.

[pullquote]El director de comunicación debe definirse antes como estratega que como comunicador[/pullquote]

Auduitor de comunicación interna

Para Zumeta la comunicación, tanto interna como externa, tiene una importancia a día de hoy que conduce al dircom a un escalafón junto al CEO. Y esa posición en la organización pasa por un cambio de rol. El director de comunicación debe definirse antes como estratega que como comunicador. Basándose en una afirmación del profesor Joan Costa el dircom debe ser polivalente, abarcando desde la asistencia al presidente hasta el desarrollo de la cultura corporativa, pasando por las relaciones públicas o el branding.

Además de todas estas funciones, su departamento debe trabajar para que en todos los niveles de esa pirámide los procesos comunicativos se correspondan con los objetivos que se persiguen. Por eso, el autor aboga por la creación de una figura que acompañe a trabajadores y jefes intermedios y “establezca un marco de actuación ideal para edificar una estructura mucho más eficaz en las relaciones, perosnales y colectivas”. Esa figura es el Gerente de Comunicación Integral, que se sitúa en el staff por debajo del director de comunicación y que, con flexibilidad, tratará de mejorar procesos como la comunicación interdepartamental, las reuniones o las presentaciones.