En la guerra como en la empresa, el éxito se encuentra en la sencillez

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¿Qué tácticas aplican las empresas hoy en día?, ¿son comparables a las tácticas militares que en su día realizaron poderosos ejércitos en sus ansias expansionistas por conquistar otros lugares?, ¿cuál debe ser el papel del líder cuando la competencia es kamikaze?, ¿qué tienen en común Steve Jobs y Winston Churchill y de qué manera influyen sus marcas personales en el logro de objetivos?…

Estas son algunas de las preguntas que trata de responder Ignacio González-Posada a través de su libro “Cómo ganar una guerra”, vinculando los antecedentes bélicos de la historia con el entorno empresarial del CEO.

Historia y empresa

Sin duda, uno de los acontecimientos más importantes que paralizó y cambió el rumbo del mundo fue la Segunda Guerra Mundial; un hecho que además de traer drama y horror, ofreció la posibilidad a las generaciones venideras de reflexionar  y reaprender sobre los errores cometidos. Lecciones que también tienen una fuerte aplicación en el contexto de la empresa.

Y es que las razones por las que una empresa líder decide irrumpir en nuevos mercados son muy similares a los motivos que conducen a los países a entrar en guerra: por un lado la ambición del CEO de seguir creciendo y por otro, la creencia de que las dificultades de la competencia pueden ser el mejor argumento para garantizar el éxito.

Es vital que el directivo sea consciente de que debe tomar y adaptar una estrategia en un tiempo y en una circunstancia concreta y que debe delegar el mando cuando la situación lo requiera en aras de que otros sean capaces de gestionarlo de una manera más eficaz. Ahí reside el éxito.

La marca personal, imprescindible para la cohesión del equipo

La benevolencia, según González Posadas es uno de los pecados más frecuentes que comete el CEO a la hora de dirigir una compañía. Quizá, parte de esa actitud se deba a la debilidad o inconsistencia de su propia marca personal que ignora por completo las debilidades o amenazas que pueden suponer de su figura…

Contar con un personal branding coherente, estructurado y consolidado es una muy buena manera de conseguir cohesión y unidad por parte de los miembros de tu equipo, ya que tu marca personal habla de credibilidad y confianza.

Una confianza que se traduce en empatía. De hecho, para el autor, la ausencia de ésta es otro de los pecados capitales más frecuentes en el mundo del directivo. Al igual que sucede en la guerra, el arte de la empresa y el buen hacer del CEO, consisten en ser capaces de observar cualquier situación a través de los ojos tanto del enemigo o la competencia, como del cliente.

Stalin y Hitler fueron muy respaldados por parte de la sociedad por representar inicialmente aquello que los ciudadanos creían necesitar. El liderazgo de la marca personal resulta fortalecido en numerosas ocasiones por la necesidad que demanda un grupo de individuos en un determinado momento.

Dos ejemplos, dos dictadores, y dos líderes con una misma estrategia pero con unas tácticas muy diferentes…. Son lecciones para ganar la guerra, no sólo en el campo de batalla, sino en el campo empresarial. Claves que nos da Ignacio González-Posada, MBA por el IE Business School, licenciado en ciencias económicas y veterano de la Armada Española…